Mamá quedó paralizada cuando vio a mi prometido por primera vez – Historia del día

Llevé a mi prometido a conocer a mis padres, y mi madre no dejaba de mirarle de forma extraña. Luego empezó a hacer preguntas. Pensé que no le caía bien, pero la verdad era mucho peor que eso.

“¡Mamá, papá, éste es Ken, mi prometido!”, dije alegremente cuando mis padres abrieron la puerta y nos dejaron entrar. Era la primera vez que lo veían desde nuestro compromiso. Llevábamos saliendo cerca de un año cuando Ken me hizo la pregunta.

Así que primero lo llevé ante mis padres. “Hola, señor y señora Stradlater. Es un placer conocer a los padres de Linda. Su casa es preciosa”, añadió Ken. Estrechó la mano de mi madre, que se quedó inmóvil.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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“Yo también me alegro de conocerte, Ken. ¿Quieres beber algo?”, dijo mi padre cuando mamá no respondió. Estaba pálida y miraba a Ken con atención.

“¿Mamá?”, dije tímidamente. Ni siquiera me miró.

“Carla, ¿podrías traerles a Ken y a Linda un té?”, preguntó papá, sacudiéndola. Fue entonces cuando mamá salió de su trance y se movió.

“Ah, sí. Encantada de conocerte, Ken. Voy a preparar las bebidas”, dijo y se fue a la cocina. Ken me preguntó si todo iba bien y le aseguré que sí. Pero, sinceramente, no estaba segura.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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Mamá trajo té y estuvimos hablando un rato en el salón. Luego sirvió la cena y empezó a hacerle todo tipo de preguntas a Ken. “¿Y cómo son tus padres?”.

“Bueno, mis padres son gente bastante normal. Me parezco mucho a mi padre”, dijo Ken educadamente. Pero mamá empezó a hacerle más preguntas sobre su padre y su vida. Mi prometido las contestó todas, pero se estaba poniendo incómodo.

No podía soportarlo más. “Mamá, ¿qué pasa? ¿Tienes algo que decir? Porque estás completamente rara con Ken”, le dije.

De repente, los ojos se le llenaron de lágrimas. “Lo siento. Ken, ¿tu padre es Ethan Whitfield?”, preguntó.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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“Sí. ¿Lo conoces?”, respondió Ken. Papá y yo miramos a mamá expectantes, pero ella no pudo hablar al principio.

“Carla, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras?”, se preguntó también mi padre. Estábamos desconcertados.

“Oh, Troy. ¿No te acuerdas de Ethan? Te hablé de él hace años…”, se interrumpió.

“Ah, sí, aquel… oh… ¡Oh!”, murmuró papá, con cara de haber tenido una epifanía.

“Será mejor que uno de ustedes me diga qué está pasando ahora. Me están asustando!”, exclamé.

“¿Cómo conoces a mi padre?”, preguntó Ken, confuso y vulnerable.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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Mi madre se recompuso y empezó a hablar. “Ethan era mi novio en la universidad. Éramos jóvenes y estúpidos. Yo… quedé embarazada durante mi último año. Ethan ya se había licenciado y quería mudarse a otro estado”, empezó.

“No…”, dije, dándome cuenta de lo que estaba diciendo.

“Ethan y yo rompimos. Nunca le conté lo de mi embarazo. Luego conocí a Troy y nos casamos enseguida. Lo siento mucho, Linda”, continuó mamá.

“Entonces, ¿papá no es mi padre biológico?”, dije sin aliento. “Eso significa que Ken y yo somos medio hermanos”.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

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“No puedo creer que nunca me lo dijeras, Carla. Linda, no te preocupes. Puede que no sea tu padre biológico, pero siempre seré tu PAPÁ”, dijo mi padre con convicción. Lloré y le abracé.

“¡Eso no puede ser verdad! Quizá sea sólo una coincidencia”, añadió Ken. Pero yo sabía que mamá decía la verdad.

“Ken, cuando nos dimos la mano, vi una marca de nacimiento en tu brazo. Ethan tenía la misma, y ustedes dos tienen la misma cara. Es increíble. Por eso me quedé helada”, continuó mamá.

Miré a Ken, el hombre al que amaba, y se me partió el corazón al saber que no podríamos estar juntos. Mi padre estaba regañando a mi madre por no haberle contado la verdad después de tantos años.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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“¿Por qué me ocultaste esto?”, le preguntó.

“Tenía miedo y era estúpida. Lo siento mucho”, respondió mamá.

“Este tipo de secretos SIEMPRE salen a la luz, Carla. Pero sobre todo no puedes mentir a tu marido”, continuó papá. “Si esto saliera a la luz de otra forma, podría haber arruinado nuestra relación. Pero ahora, has arruinado el compromiso de nuestra hija”.

“Haré lo que sea para compensarte”, suplicó mamá y lloró sobre el pecho de mi padre. Sabía que acabaría perdonándola, pero tenía que recuperar su confianza.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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“Lo que dices significa que Linda y yo no podemos estar juntos porque somos parientes”, dijo Ken con calma. “Pero tenemos que asegurarnos. Hagámonos una prueba de ADN”.

Todos estuvimos de acuerdo y nos la hicimos la próxima vez. Crucé los dedos, esperando que no fuera cierto. Pero mamá tenía razón. Ken y yo éramos medio hermanos. Fue la época más dolorosa de mi vida. Rompimos pero seguimos siendo amigos lo mejor que pudimos después de este desengaño.

Quería estar resentida con mi madre por no haberme contado esta historia antes, pero quizá el resultado habría sido el mismo. Así que la perdoné, y mi padre también. Con el tiempo, seguí adelante con mi vida, y Ken también. Pero nunca me olvidé de él.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • La verdad siempre saldrá a la luz. Carla debería haber hablado a su hija de su pasado, y tal vez, la relación no se habría producido si hubieran sabido más la una de la otra.
  • El perdón es divino. Linda perdonó a su madre por no hablarle de su pasado, porque no podía prever este desenlace.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

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