11 mejores trucos para facilitarte la vida como padre o abuelo

Ser padres y abuelos son dos trabajos a tiempo completo que a menudo se asemejan a hacer malabarismos con motosierras con los ojos vendados. Es un viaje salvaje lleno de risas, amor y mucho desorden. Pero, ¡no temas! Este arsenal de 11 trucos geniales te transformará de agotada a fabulosa, con un consejo salvavidas cada vez.

Dicen que se necesita un pueblo para criar a un niño. Pero seamos sinceros, a veces parece que el pueblo se ha ido de vacaciones.

Una mujer estresada | Fuente: Midjourney

Una mujer estresada | Fuente: Midjourney

Sentirse abrumado entre la tarea de los pañales, las batallas a la hora de acostarse y el incesante ciclo de lavar ropa es algo normal, y todo padre o abuelo pasa por ello.

En un momento estás dominando el arte de distraer a un niño pequeño con una cuchara, y al siguiente, estás sacando a un pequeño Houdini de su cuna. Has perfeccionado tus “movimientos zombie” cuando te faltaba el sueño, sólo para ser emboscada por una obra maestra de lápices de colores en la impoluta pared blanca.

Un niño dibujando en la pared | Fuente: Midjourney

Un niño dibujando en la pared | Fuente: Midjourney

Si alguna vez te has cuestionado tu cordura mientras intentabas descifrar jeroglíficos disfrazados de balbuceos de bebé, estás en el lugar adecuado.

Desplázate hacia abajo para leer algunos de los mejores trucos que te permitirán cambiar el caos por la calma.

1. ¡Cómete las verduras!

Hablemos de pavo (o mejor dicho, de zanahorias) para conseguir que esos pequeños monstruos se coman sus verduras. Todos hemos pasado por eso: las luchas de poder, los comilones quisquillosos, la sensación de estar sobornando a un pequeño ejército. Pero no temas, hay un astuto truco en la manga.

Un niño con un babero | Fuente: Unsplash

Un niño con un babero | Fuente: Unsplash

Si no consigues que tu hijo coma lo que le gusta, lleno de clorofila, prueba a servirle las verduras antes de cenar. Escúchanos.

Las barriguitas suelen rugir a la hora de cenar, lo que las hace más receptivas a cualquier cosa que se parezca a comida.

Así que prepara un plato de zanahorias crujientes y palitos de pepino y preséntalos como el gran aperitivo. Puntos extra por servirlos en un vaso elegante. A los niños les encanta una buena presentación.

Una mujer cortando verduras | Fuente: Pexels

Una mujer cortando verduras | Fuente: Pexels

2. Siempre listos para la cama

Si llevas a tus hijos a nadar por la tarde, tenemos el truco perfecto para que estén listos para irse a la cama.

Cuando llegue la hora del chapuzón vespertino, no tienes más que meter los calentitos pijamas en la bolsa de natación. Una vez que hayan terminado de chapotear y ducharse, tus pequeños podrán ponerse directamente su ropa de dormir, sin necesidad de búsquedas frenéticas ni negociaciones desesperadas.

Aunque aún no estén listos para irse a la cama, estarán preparados y listos para una transición perfecta al país de los sueños.

Un niño en pijama sobre la cama | Fuente: Pexels

Un niño en pijama sobre la cama | Fuente: Pexels

Se acabaron las tácticas dilatorias y las batallas a la hora de dormir. Sólo una transición suave y sin estrés del chapoteo a la siesta.

3. El truco del eructo

Ah, el infame eructo del recién nacido, la pesadilla de muchos padres primerizos. Pero no temas, tenemos un secreto casi infalible.

En lugar de las habituales palmaditas en la espalda y rebotes, prueba esta ingeniosa técnica. Sienta a tu pequeño sobre tus rodillas, apoyándolo bajo las axilas, y mueve suavemente la parte superior de su cuerpo en un movimiento circular. Es como un hula hoop inverso pero para eructar.

Una mujer con su bebé | Fuente: Unsplash

Una mujer con su bebé | Fuente: Unsplash

Esta sencilla maniobra parece hacer el truco de forma mucho más rápida y fiable que los métodos tradicionales. Despídete de los interminables minutos de eructos inútiles y da la bienvenida a un bebé felizmente libre de eructos. Tu cordura (y tu camiseta) te lo agradecerán.

4. La trampa de la siesta

Dormir cuando hay niños alrededor es casi imposible, pero este truco te permitirá conseguir esa esquiva siesta en solitario.

La estrategia es sencilla: anuncia a tus pequeños que estás a punto de echarte una siesta muy necesaria y, cuando te despiertes, los pondrás a hacer tareas todos juntos.

Tres niños sentados en una mesa | Fuente: Unsplash

Tres niños sentados en una mesa | Fuente: Unsplash

Ahora, observa cómo esos escurridizos retoños desarrollan de repente un intenso deseo de dejarte dormir. Andarán de puntillas, aterrorizados de interrumpir tu sueño y, a su vez, prolongar su propia libertad de las tareas domésticas.

Así que adelante, échate esa dichosa siesta, lee un libro o simplemente disfruta de una merecida paz y tranquilidad. Tus hijos prácticamente te rogarán que duermas hasta tarde.

5. Locura por las crisis

La próxima vez que tu hijo esté en plena crisis, prueba esto: pregúntale de qué color son sus zapatos, su camisa o cualquier otra prenda de ropa.

Un niño sentado en una silla | Fuente: Midjourney

Un niño sentado en una silla | Fuente: Midjourney

Esta simple pregunta actúa como una suave distracción, sacándole de sus intensas emociones y volviendo a centrar su atención en algo externo.

Es casi como un botón de reinicio mental. De repente, el niño ya no piensa en lo que le estaba molestando, y en su lugar se encuentra contemplando el tono de sus vaqueros favoritos o el dibujo de sus calcetines.

Primer plano de un niño jugando con juguetes | Fuente: Unsplash

Primer plano de un niño jugando con juguetes | Fuente: Unsplash

6. El truco de la cuenta atrás

Como cualquier padre sabe, la transición de un pequeño de la hora de jugar a la hora de recoger puede ser una receta para las crisis y la resistencia. Pero tenemos un secreto que puede facilitarte las cosas.

El secreto consiste en utilizar un calendario concreto y visual que tu hijo pueda entender fácilmente. En lugar de advertencias vagas como “nos vamos pronto” o el temido “dos minutos más”, sé específico con tus cuentas atrás.

Una mujer en el parque con su hijo | Fuente: Pexels

Una mujer en el parque con su hijo | Fuente: Pexels

Por ejemplo, puedes decir: “Vale, vamos a ver cómo te tiras por el tobogán una vez más. Seis toboganes más y es hora de irse”.

La clave es no utilizar nunca un número inferior a cinco. Todo lo que sea menos será respondido con la clásica súplica de “¡sólo una más!”.

Al darle un objetivo claro y cuantificable, le das a tu hijo una sensación de control y cierre de la sesión de juego. Además, seis toboganes le parecerán un número considerable, lo que les dará la satisfacción de estar satisfechos antes de terminar a regañadientes.

Chicas en un tobogán | Fuente: Pexels

Chicas en un tobogán | Fuente: Pexels

7. La clave es la constancia

Todos hemos vivido ese momento en que nuestro hijo sobrepasa los límites, poniendo a prueba nuestra determinación con un flagrante desprecio de las normas.

En ese momento, resulta tentador proferir una amenaza severa, con la esperanza de cortar de raíz el comportamiento. Pero la verdadera prueba está en nuestra capacidad para cumplirla, el 100% de las veces.

Verás, los niños nacen empujadores de límites, explorando constantemente los límites de lo que pueden hacer. Pero como cuidadores sabios, debemos mantenernos firmes en nuestro enfoque.

Tres niños sentados juntos | Fuente: Midjourney

Tres niños sentados juntos | Fuente: Midjourney

Si le dices a tu hijo: “Si vuelves a tirar arena, nos vamos de la playa”, será mejor que estés preparado para hacer las maletas y volver a casa, por muy incómodo que te resulte.

La clave está en asegurarse de que las consecuencias que impongas no te afecten hasta el punto de que no estés dispuesto a cumplirlas. Es una línea difícil de seguir, sin duda, pero la recompensa en términos de creación de confianza y respeto es inconmensurable.

8. Ponlo en la lista

Una chica escribiendo algo | Fuente: Unsplash

Una chica escribiendo algo | Fuente: Unsplash

Imagínatelo: estás de compras con tu hijo cuando, de repente, sus ojos se iluminan al ver el último juguete o juego imprescindible. Empiezan las súplicas y, antes de que te des cuenta, estás en plena negociación. Tenemos un truco para manejar esta delicada situación.

La próxima vez que tu pequeño vea algo que simplemente debe tener, dile con calma que “lo ponga en la lista”. Esta brillante estrategia tiene dos objetivos.

En primer lugar, evita el temido “no” que tan a menudo puede provocar discusiones y lágrimas.

Una chica con las manos en la cara | Fuente: Unsplash

Una chica con las manos en la cara | Fuente: Unsplash

En lugar de eso, rediriges su atención hacia una lista, que es una forma tangible de que lleven un registro de sus deseos.

En segundo lugar, esta táctica juega a favor del niño olvidadizo. Si son de los que pierden el interés por los objetos “imprescindibles” en cuanto los descubren, lo más probable es que se olviden por completo de ese juguete cuando lleguen las próximas vacaciones.

Este truco te ayudará sin duda a evitar discusiones en la tienda.

9. El detector de mentiras que tapa las orejas

Una chica tapándose los oídos con las manos | Fuente: Midjourney

Una chica tapándose los oídos con las manos | Fuente: Midjourney

Superar las tendencias furtivas de un pequeño puede parecer un trabajo a tiempo completo, pero este ingenioso truco te devuelve el poder.

Sólo tienes que decirle a tu hijo que se le ponen rojas las orejas cuando está mintiendo y ver con asombro cómo se tapa instintivamente las orejas en cuanto empieza a mentir.

10. Predica con el ejemplo: El truco de la hora de dormir

Cuando se trata de conseguir que tu pequeño se acueste por la noche, el secreto puede estar en tu rutina para irse a la cama.

Una mujer durmiendo en el sofá | Fuente: Unsplash

Una mujer durmiendo en el sofá | Fuente: Unsplash

En lugar de coger el móvil o hundir la nariz en un libro, prueba este truco sencillo pero eficaz: deja que tu bebé te mire mientras te duermes.

A la hora de dormir, resiste el impulso de entretenerte. En lugar de eso, ponte cómodo, cierra los ojos y practica la quietud y el silencio. Tu pequeño te seguirá de forma natural, observando tu estado de relajación y captando las señales de que ha llegado la hora de dormir.

11. Convertir las tareas en juegos

Un niño jugando con bloques de construcción | Fuente: Unsplash

Un niño jugando con bloques de construcción | Fuente: Unsplash

Cuando te enfrentes a la temida rabieta del niño pequeño, intenta transformar incluso las tareas más mundanas en competiciones lúdicas. Ya sea lavarse los dientes o limpiar, puedes convertir fácilmente posibles polvorones en diversión cooperativa.

Inventa relevos para cepillarse los dientes o carreras de limpieza, en las que los niños se conviertan en participantes ansiosos en lugar de sujetos reacios. El simple hecho de convertirlo en un esfuerzo de equipo o en un reto amistoso puede desactivar cualquier batalla en ciernes, sustituyendo las lágrimas y la frustración por risas y camaradería.

Es una forma genial de transformar las tareas cotidianas en un tiempo de juego atractivo, manteniendo a todos contentos y en armonía.

Una madre hablando con sus hijos | Fuente: Unsplash

Una madre hablando con sus hijos | Fuente: Unsplash

Hãy bình luận đầu tiên

Để lại một phản hồi

Thư điện tử của bạn sẽ không được hiện thị công khai.


*